LOS BOHEMIOS Marqués de Pelleport

 23.00

LOS BOHEMIOS Marqués de Pelleport

 23.00

ISBN
978-8493-667-99-3

FECHA DE PUBLICACIÓN
2010

PÁGINAS
292

«He aquí un libro admirable. He aquí un libro abominable. Por su ingenio y su vigor, por el prodigioso talento que en él nos asombra, merece estar junto a las novelas de Voltaire y Diderot; pero también ocupa un lugar de honor junto a las infamias del marqués de Sade o las groseras obscenidades del abate Dulaurens. Esta obra singular será leída con avidez cuando por fin despierte la curiosidad de los entendidos». Paul Lacroix, Bulletin du bibliophile (París, 1851)

Mientras Donatien de Sade pergeñaba Los 120 días de Sodoma en la Bastilla, otro marqués no menos libertino escribía a pocos pasos de su celda una novela igualmente escandalosa y repleta como aquélla de lujurias y enormidades, pero mucho más significativa con respecto al oficio de la escritura. Porque Los bohemios abría una ventana satírica al mundo de los versificadores, filosofastros, plumíferos, libelistas y quincalleros de la lengua que vagaban en busca de papel durante el crepúsculo del Antiguo Régimen. Ese vecino de Sade, sin embargo, quedó sepultado bajo la losa del tiempo y su obra nunca se incorporó a nuestra genealogía literaria; de hecho, apenas quedan seis copias de la edición original desamparadas en otras tantas bibliotecas. Esta versión en castellano es la primera que se publica tras 220 años de purgatorio. Los bohemios aquí retratados son una tropa de escribidores filosofantes que recorren los campos de Champaña escoltados por sus barraganas y un asno cargado de manuscritos inéditos. Viven de la tierra (robando gallinas, básicamente), propinan interminables arengas filosóficas (a cada cual más insensata), riñen y berrean como chiquillos, fornican en católica promiscuidad (sin excluir al clero de sus calenturas) y sólo se detienen para engullir lo que van afanando por el camino. Como el descubridor del texto afirma en la introducción, Los bohemios se mueve entre varios géneros, de modo que puede leerse al mismo tiempo como un relato de aventuras, una novela picaresca, un roman à clef, una colección de ensayos filosóficos, un panfleto anticlerical, una autobiografía y un opúsculo libertino. Estamos, pues, ante una muestra tan magnífica como olvidada del mejor relato dieciochesco anclado en los magisterios convergentes de Rabelais y Cervantes.

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